

Hoy vengo a hablaros de un rincón del mundo singular, que no dudo que todo los freakyfans de Harry Potter cómo yo conocerán.
Siendo éste un espacio dedicado a la lectura, no me parece que haya otro modo más apropiado de homenajear la saga de Rowling, que hablando de uno de los espacios abiertos al público, donde se le puede rendir culto. Estoy hablando de la librería "Lello e irmão", que se encuentra en la ciudad de Oporto, Portugal para lo más perdidos en geografía.
Se podrían decir una barbaridad de cosas de la librería, pero os lo voy a resumir en seis palabras: no me quiero morir sin ver eso... Bueno, son siete, nadie es perfecto.
Sea como sea, siendo fan o no de "el niño que sobrevivió" uno puede afirmar que la visita a la librería no tiene desperdicio. Dos plantas. Escaleras de formas fantasiosas que te llaman a que te pongas a corretear de un lado a otro. Una vidriera sobre tu cabeza que te ilumina y que a la vez te invita a levantar por un momento los ojos de la lectura y mirar el paso de las nubes bajo la colorida cristalería. Y sin lugar a dudas, hay libros. Muuuuuchos libros. Demasiadas lecturas para una vida pero demasiado pocas para dos.
Entre los muchos logros que se le reconoce, la compañía editó por primera vez, gran parte de la obra de Camilo Castelo Branco, uno de los escritores más reconocidos del país.

Y aquí es cuando me pongo a babear frente a la pantalla rememorando episodios de Harry Potter, ocurridos entre esas cuatro paredes. Aunque debo confesar que por más que me pongo a rebuscar en internet, nunca puedo encontrar cual es la película en la que aparece la librería, y sin embargo, la red está llena de webs que afirman que se rodó en el lugar... That's suspicious...
Sea cómo sea, si algo podemos sacar en claro es que cualquiera podría imaginar perfectamente a todos y cada uno de los personajes de la saga descendiendo las escaleras. Ya sea en Flourish & Blotts o en la mismísima biblioteca del castillo.
Así que ya he empezado a ahorrar para hacer una escapadita a la tierra de la mujeres con bigote y del pescado en cualquier estilo, para poner mis pequeños pies sobre la madera que recubre el suelo de la librería.
Nos leemos la semana que viene con... dios ya ni me acuerdo... eh...