Empezando hoy con la sección de poesía, quisiera hablaros de un poeta que no dudo que todos conoceréis (si no es así más vale que consultéis vuestras bibliotecas y empecéis a culturizaros un poco).
No me gusta daros de comer algo que todos conocéis, pero siendo esta una sección de poesía, no podía hacer cómo si nada sucediera, cuando en realidad se cumplen 75 años de la muerte de Antonio Machado.
Todo lo que pueda deciros de este hombre, será nada comparado con los largos apuntes que sin duda vuestros profesores de literatura os habrán hecho tomar a lo largo de los años. Así que voy a ser escueta por una vez, y no os voy a decir nada. ¿Para qué? No es necesario gastar palabras. Disfrutad de lo que tenéis a mano por una vez, redescubrir por vosotros mismos el encanto de su poesía.
Os dejo con uno de los poemas más famosos del autor, que como el último poeta que tratamos, fue musicado por el cantautor Joan Manuel Serrat.
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
alguna hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
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