Hola chic@s.
Hace 24 horas pretendía empezar esta sección criticando algun tema cotidiano, algo que nos afecte a cada uno de nosotros, sin tener en cuenta a qué distancia nos encontramos los unos de los otros.
Pero hace 24 horas que una noticia se ha propagado por los medios. La policía ucraniana ha arremetido contra los manifestantes asentados en la plaza de la independencia, después de que estos últimos atacaran al cuerpo de policía, violando así la tregua establecida por el gobierno y la oposición.
Y cuando te enteras de cosas cómo esta, no puedes quedarte de brazos cruzados, hablando sobre cualquier tontería que se te haya pasado por la cabeza, como lo que odias que la gente mayor hable mal de la juventud, o de cuánto aborreces los días de lluvia. No puedes porque sabes que en una parte de tu mundo, el mismo en el que tú te levantas con las sábanas pegadas para ir a hacer algo que no sabes donde te llevará, a kilómetros de distancia hay personas que mueren por defender las cosas en las que creen, Mueren a manos de aquellos que deberían imponer la justicia dialogando y no con las manos armadas.
Me gustaría saber qué clase de persona se cree con suficiente juicio como para decidir si aquellos que reclaman sus derechos merecen morir o no. ¿Quién cojones se cree dios en un país de todos? La decisión de formar parte de la Unión Europea o no, reside únicamente en el pueblo ucraniano, desde el empresario más adinerado hasta el más humilde de sus habitantes. No deberían ondear como estandartes las ideologías religiosas o los intereses económicos.
Y tomando el ejemplo de Ucrania, quiero aplicarlo a cómo la política nos trata, al menos en mi país.
Señores políticos, queremos decidir. Su función es facilitar los trámites, no entorpecerlos.
NO es su tarea decidir por todas las mujeres de este país si están capacitadas o no para abortar sin ser consultadas.
NO es su tarea juzgar qué lengua es mejor que otra.
NO es tarea suya interpretar un papel. España esta llena de artistas que saben realizar su trabajo perfectamente, aunque supongo que ya lo sabrán, teniendo en cuenta lo mucho que están sancionando a la cultura.
NO es tarea suya entorpecer la justicia para sacar provecho Por si no se dan cuenta, media España se encuentra en las calles, aunque entiendo que es difícil apartar la mirada de la pantalla cuando uno se encuentra jugando con el angry birds en medio del congreso.
Estamos hartos de mentiras. Hartos de que os neguéis a someteros bajo los mismos derechos y obligaciones que los ciudadanos de a pie. Hartos de que en este país los crímenes expiren. Hartos de que juguéis a esconder los problemas bajo alfombras como la unidad nacional o la ley de educación.
Por favor, esforzaros en demostrarnos que nos equivocamos, que no son los sobres y las cuentas en Suiza lo que os llevó a trabajar en lo que hacéis, sino vuestra pasión y dedicación por la política, vuestro deseo de representar a una población real. Dejar de ponernos mordazas y de decirnos que llevemos una vida modesta mientras vosotros os habéis codeado con los siete pecados capitales. Porque sino no nos queda otra que alzar la voz por lo que queremos, porque seguimos siendo parte de este mundo.
Hasta aquí voy a dedicar hoy esta entrada por piedad a los inocentes que se están leyendo esta sarta de insultos de cabo a rabo (porque me da a mi que ni un sólo culpable se va a dignar a leer esto).
Gracias por vuestro apoyo chicos, la semana que viene volvemos a empezar con la "Cartelera" y la "Saga del Mes".
viernes, 21 de febrero de 2014
lunes, 17 de febrero de 2014
A+, el musical
¡Hola chi@s!
Al crear esta sección tenía en mente que fuera un espacio donde contaros los múltiples proyectos que emprendo. Sin embargo, parece que este mes de Febrero se ha levantado complicado. El ajetreo de estos últimos días y un catarro de narices, han sido los culpables de que hoy no os pueda contar lo que tenía planeado (desgraciadamente para mis amigos cantores de coral).
Así que aquí me tenéis, sentada frente el ordenador, con un rollo de papel de váter a mi derecha, y sin tener pajolera idea de qué contaros.
Por suerte para mi, el catarro no se ha hecho con el control de mis neuronas, y alguna de ellas ha tenido la habilidad de encontrar en el archivo, algún proyecto ya ha emprendido. Y lo encontró.
Hoy vengo hablaros de un proyecto en el que participé, que no creé, pero en el que con el tiempo terminé creyendo. Ese proyecto se llama "A+", y me cambió la vida (quién sabe si fue para bien o para mal).
Bueno, si tengo que ponerme a explicaros lo que fue "A+" antes tengo que usar las palabras justas. "A+" fue el musical que realicé junto a mis compañeros de segundo de bachillerato, pero también fue el trabajo de investigación de dos de mis compañeros: Alícia Casado y Alejandro Bordanove. Ellos fueron quienes se encargaron de dar a luz el proyecto, y no sería justo por mi parte hablar de "A+" sin tener en cuenta su trabajo.
Pero no fueron los únicos que trabajaron. Cada uno puso su granito de arena (bueno, unos más y otros... pues bastante menos). Pero lo hicimos. Aún a día de hoy me pregunto cómo los profesores perdieron el juicio al darnos esa oportunidad, pero el tiempo demostró que supimos aprovecharla.
Os voy a contar un poco como nació todo esto. Mi bachillerato era de todo menos ordinario. Es lo que tiene hacer el bachillerato escénico, rodeado de: actores, bailarines y músicos siendo yo la única en alegar interés por la dramaturgia. Cada loco con su tema.
El caso es que toda esa gente estaba allí por algo: Todos creíamos tener un don. Algunos lo tenían, otros era evidente que no era así. Pero todos habíamos dado el paso para intentar trabajar con aquello que creíamos tener. Y "A+" fue la ocasión ideal.
Antes de seguir debo hacer una confesión. Cuando empezaron a llegar rumores de la creación del musical fui de las primeras en mostrarme escéptica sobre su éxito.
Con razón os parecerá raro que me ponga ahora a hablar tan bien del proyecto. Pero si algo puedo alegar en mi defensa es que cuando oí hablar por primera vez del musical, los celos se me apoderaron. Celos a que alguien en las mismas condiciones que yo hubiera emprendido un proyecto de esa magnitud, con el apoyo del profesorado. Celos a que esas personas se hicieran con el único don que hasta entonces creía mío y que me caracterizaba. Pero sobretodo celos a que, de haberme encontrado en su situación, no hubiera sido capaz de crear nada.
Así que los primeros días en los que trabajamos en el musical, en los que ni si quiera sabíamos la función que realizaría cada uno en él, fui una de sus detractoras. Y no me siento orgullosa de eso, porque sé perfectamente que todo era producto de los celos que sentía, pero también sé que sin esos celos nunca hubiera sido capaz de hacer aquello que me llevó a formar parte activamente del musical.
Llegó el día en que elegíamos qué función realizaría cada uno en "A+". Me acuerdo que estábamos sentados todos en círculo, y que la hoja en la que debíamos escribir qué papel queríamos hacer, iba pasando de mano en mano. Y seguramente si hubiera sido otro musical, hubiera renunciado a solicitar algo. Pero al ser ese un musical hecho a medida, sentí que mi oportunidad de demostrar al mundo mi don, había sido arrebatada. De no haberme inscrito con las personas que querían cantar en el musical, seguramente ahora mismo estaría haciendo todo lo posible para volver al pasado y darme una somanta de yoyas. El caso es que me apunté para cantar la canción "Man down de Rihanna", y se ve que al profesorado no le pareció una locura que lo hiciera, porque fui la elegida.
Cuando me enteré de que había sido seleccionada... me sentí gratamente sorprendida. No albergaba esperanzas de conseguir esa oportunidad, teniendo en cuenta que desde un principio me había mantenido al margen de los escenarios, y que alguien creyera en mi, me chocó. Pero también sentí miedo. Miedo a demostrar que realmente no estaba echa para eso y que había hecho perder el tiempo a todo el mundo.
Así que bueno, como cualquier persona con cuatro dedos de frente, me puse a practicar. No fue muy difícil, la música era pegadiza. Y me sorprendió oír los halagos de la gente. Halagos que no había recibido al enseñar mis escritos a esas personas. Compañeros, padres, amigos, profesores, todos estuvieron allí para animarme a seguir trabajando en algo que hasta entonces ni siquiera había considerado.
Y llegó el día de la representación, y al margen de las cosas difíciles que tuve que soportar ese día, también hubo momentos muy especiales.
Así que me despido dando las gracias. Gracias a las personas que creyeron en mi cuando ni yo misma fui capaz de hacerlo. Gracias a cada uno de mis compañeros por poner su pequeño granito de arena en ese proyecto, y por hacer que me venga morriña cada vez que me encuentro entre gente normal que no hace locuras. Y gracias a esos celos que sentí, a esa piedra con la que me tropecé solo para ser propulsada cinco pasos más adelante.
No estaba convencida de empezar esta sección con una entrada así, pero ahora estoy segura de que no podría haber tenido una idea mejor. Esta entrada habla de un proyecto,que quizá no emprendí, pero que fui capaz de terminar junto al resto de mis compañeros.
Si os animáis a saber más de lo que fue "A+", aquí os dejo el desenlace del viaje:
Y para los ávidos lectores solo me queda recordaros que nos vemos este viernes con "Cómo soy yo".
Al crear esta sección tenía en mente que fuera un espacio donde contaros los múltiples proyectos que emprendo. Sin embargo, parece que este mes de Febrero se ha levantado complicado. El ajetreo de estos últimos días y un catarro de narices, han sido los culpables de que hoy no os pueda contar lo que tenía planeado (desgraciadamente para mis amigos cantores de coral).
Así que aquí me tenéis, sentada frente el ordenador, con un rollo de papel de váter a mi derecha, y sin tener pajolera idea de qué contaros.
Por suerte para mi, el catarro no se ha hecho con el control de mis neuronas, y alguna de ellas ha tenido la habilidad de encontrar en el archivo, algún proyecto ya ha emprendido. Y lo encontró.
Hoy vengo hablaros de un proyecto en el que participé, que no creé, pero en el que con el tiempo terminé creyendo. Ese proyecto se llama "A+", y me cambió la vida (quién sabe si fue para bien o para mal).
Bueno, si tengo que ponerme a explicaros lo que fue "A+" antes tengo que usar las palabras justas. "A+" fue el musical que realicé junto a mis compañeros de segundo de bachillerato, pero también fue el trabajo de investigación de dos de mis compañeros: Alícia Casado y Alejandro Bordanove. Ellos fueron quienes se encargaron de dar a luz el proyecto, y no sería justo por mi parte hablar de "A+" sin tener en cuenta su trabajo.
Pero no fueron los únicos que trabajaron. Cada uno puso su granito de arena (bueno, unos más y otros... pues bastante menos). Pero lo hicimos. Aún a día de hoy me pregunto cómo los profesores perdieron el juicio al darnos esa oportunidad, pero el tiempo demostró que supimos aprovecharla.
Os voy a contar un poco como nació todo esto. Mi bachillerato era de todo menos ordinario. Es lo que tiene hacer el bachillerato escénico, rodeado de: actores, bailarines y músicos siendo yo la única en alegar interés por la dramaturgia. Cada loco con su tema.
El caso es que toda esa gente estaba allí por algo: Todos creíamos tener un don. Algunos lo tenían, otros era evidente que no era así. Pero todos habíamos dado el paso para intentar trabajar con aquello que creíamos tener. Y "A+" fue la ocasión ideal.
Antes de seguir debo hacer una confesión. Cuando empezaron a llegar rumores de la creación del musical fui de las primeras en mostrarme escéptica sobre su éxito.
Con razón os parecerá raro que me ponga ahora a hablar tan bien del proyecto. Pero si algo puedo alegar en mi defensa es que cuando oí hablar por primera vez del musical, los celos se me apoderaron. Celos a que alguien en las mismas condiciones que yo hubiera emprendido un proyecto de esa magnitud, con el apoyo del profesorado. Celos a que esas personas se hicieran con el único don que hasta entonces creía mío y que me caracterizaba. Pero sobretodo celos a que, de haberme encontrado en su situación, no hubiera sido capaz de crear nada.
Así que los primeros días en los que trabajamos en el musical, en los que ni si quiera sabíamos la función que realizaría cada uno en él, fui una de sus detractoras. Y no me siento orgullosa de eso, porque sé perfectamente que todo era producto de los celos que sentía, pero también sé que sin esos celos nunca hubiera sido capaz de hacer aquello que me llevó a formar parte activamente del musical.
Llegó el día en que elegíamos qué función realizaría cada uno en "A+". Me acuerdo que estábamos sentados todos en círculo, y que la hoja en la que debíamos escribir qué papel queríamos hacer, iba pasando de mano en mano. Y seguramente si hubiera sido otro musical, hubiera renunciado a solicitar algo. Pero al ser ese un musical hecho a medida, sentí que mi oportunidad de demostrar al mundo mi don, había sido arrebatada. De no haberme inscrito con las personas que querían cantar en el musical, seguramente ahora mismo estaría haciendo todo lo posible para volver al pasado y darme una somanta de yoyas. El caso es que me apunté para cantar la canción "Man down de Rihanna", y se ve que al profesorado no le pareció una locura que lo hiciera, porque fui la elegida.
Cuando me enteré de que había sido seleccionada... me sentí gratamente sorprendida. No albergaba esperanzas de conseguir esa oportunidad, teniendo en cuenta que desde un principio me había mantenido al margen de los escenarios, y que alguien creyera en mi, me chocó. Pero también sentí miedo. Miedo a demostrar que realmente no estaba echa para eso y que había hecho perder el tiempo a todo el mundo.
Así que bueno, como cualquier persona con cuatro dedos de frente, me puse a practicar. No fue muy difícil, la música era pegadiza. Y me sorprendió oír los halagos de la gente. Halagos que no había recibido al enseñar mis escritos a esas personas. Compañeros, padres, amigos, profesores, todos estuvieron allí para animarme a seguir trabajando en algo que hasta entonces ni siquiera había considerado.
Y llegó el día de la representación, y al margen de las cosas difíciles que tuve que soportar ese día, también hubo momentos muy especiales.
Así que me despido dando las gracias. Gracias a las personas que creyeron en mi cuando ni yo misma fui capaz de hacerlo. Gracias a cada uno de mis compañeros por poner su pequeño granito de arena en ese proyecto, y por hacer que me venga morriña cada vez que me encuentro entre gente normal que no hace locuras. Y gracias a esos celos que sentí, a esa piedra con la que me tropecé solo para ser propulsada cinco pasos más adelante.
No estaba convencida de empezar esta sección con una entrada así, pero ahora estoy segura de que no podría haber tenido una idea mejor. Esta entrada habla de un proyecto,que quizá no emprendí, pero que fui capaz de terminar junto al resto de mis compañeros.
Si os animáis a saber más de lo que fue "A+", aquí os dejo el desenlace del viaje:
Y para los ávidos lectores solo me queda recordaros que nos vemos este viernes con "Cómo soy yo".
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