lunes, 21 de abril de 2014

huevos de chocolate, conejos y esas cosas de Semana Santa

¡Hola chic@s!

Hoy toca daros la vara con el primer tema que me pase por la mente... Qué bueno es ser la que escribe el blog, ¿no? 8)

El caso es que estando de vacaciones, mis neuronas funcionan poco, por lo que solo me voy a poner a hablar del primer tema que me pase por la cabeza... bueno, ya que me pongo a hablar sobre vacaciones... ¿Porque no empezar por ahí?

Me considero una persona 100% atea, pero cuando se trata de vacaciones me uno a la religión que sea. Porque cuando se trata de fiesta y siesta, a mi no me gana nadie. Y aunque semana santa sea una fiesta muy gore (venga ya, vais a reconocer que lo de Cristo en la cruz y las vírgenes llorando no es gore ni nada... ) me gusta porque siempre coincide con ésa época del año en la que estás entre invierno y verano... Y eso mola, porque ni te mueres de congelación ni te torras al sol.

Pero bueno, semana santa también tiene otras cosas muy guays. Aquí en España lo que hacemos es irnos al pueblo... Porque no hay sitio mejor donde pasar las vacaciones. En todo pueblo de mala muerte se monta la fiesta padre. El alcohol circula entre la multitud de peregrinos, y cualquiera puede tomar un buen trago aún siendo menor de edad. La música suena todo el día como excusa suficiente como para que salgan a la luz esos pasos de baile que hasta entonces uno había mantenido ocultos.

También hay que decir que semana santa tiene cosas MUY malas... entre ellas está la programación televisiva. No hay cosa peor que la programación de vacaciones, eso está claro, pero parece ser que en semana santa, todas las cadenas se ceban especialmente con películas religiosas y clásicos del cine. Nos hemos aprendido de memoria películas como Ben-Hur, o Marcelino Pan y Vino, e incluso los ateos como yo hemos logrado tener idea de lo que dice la Bíblia gracias a todas esas mini-series religiosas.

Pero bueno, si uno mantiene el televisor apagado, incluso puede pasar unas buenas vacaciones. Lo mejor de todo es, justo cuando las vacaciones terminan y crees que vas a entrar en un estado de depresión post vacacional, llega la hora de recibir la mona *___*

No tengo ni idea de si esto de la mona se celebra fuera de España, y no tengo la fuerza ni el orgullo como para teclearlo en google, pero por si hay alguien que no tiene idea de lo que es, yo os lo cuento. Se supone (y este es un "se supone" muy entre comillas) que cuando un crío es bautizado y se le manda a alguien que sea el padrino, éste tiene la obligación de acosar al niño cada semana santa con un pastel de chocolate, con huevos y conejitos de chocolate. A día de hoy no tengo ni idea de donde viene éso del conejo y del huevo de chocolate, ahora, yo no voy a hacer preguntas, no sea que me quede sin mi mona anual. Porque aunque no estoy bautizada y no tengo ningún padrino, todos los años hemos celebrado de alguna forma la fiesta. Recuerdo aún cuando era pequeña y mi abuela nos escondía huevos de chocolate por toda la casa, y mi hermano, mis primos y yo, la poníamos del revés para encontrar un par de huevos deshechos.

El caso es que la semana santa es el preámbulo perfecto para las vacaciones de verano... ¡¡¡QUE LLEGUEN YA POR FAVOR!!!


Y hasta aquí la entrada de hoy ^^

Nos leemos el viernes.

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